Garganta profunda

En casa somos gente de pocos estudios. El Vladimiro los tiene, pero casi no se le notan. O sea, que nuestra biblioteca no es gran cosa. Otra cosa son las pelis: tenemos un montón. Y, por esas cosas de la vida, hemos ido especializándonos, cada uno por su cuenta, en el género porno. Ahí, queridos amigos, hemos alcanzado un nivel. Supongo que por eso, porque me conoce y empieza a conocer al Vladi y al Ahmed, el gran jefe de Soitu ha telefoneado para darnos la noticia de la muerte de Gerard Damiano (en el minuto 4 del vídeo puedes ver su aparición en escena), y para encargarnos un artículo académico sobre el asunto.

Damiano ha muerto. Damiano, nada menos: el guionista y director de 'Garganta profunda'. Lo que sigue lo firmo yo, pero han participado mucho el Vladi y el Ahmed. Todas las palabras cursis, ojo, son del Vladi. No vayamos a confundirnos.

'Garganta profunda' fue un fenómeno, algo nunca visto en el cine porno. Hasta que Damiano la filmó -bajo el nombre de Jerry Gerard-, en menos de diez días y con 25.000 dólares de presupuesto, las pelis guarras eran sólo eso, pelis guarras. No existían los vídeos ni los DVDs y había que ir a verlas a cines muy cutres que olían a tigre y a desinfectante. El estreno de 'Garganta profunda' en un cine del Times Square neoyorquino, hace 36 años, lo cambió todo. De repente, sin que se haya sabido nunca exactamente por qué, una película porno se puso de moda. Las parejitas más finas hacían cola para verla. Dicen que ese estreno en 1972 culminó la revolución sexual de los 60. Puede ser. El caso es que se hizo famosa, y lo de 'Garganta profunda' se convirtió casi en un latiguillo. Ya sabrán que en 1974, cuando los periodistas Woodward y Bernstein empezaron a investigar al presidente Nixon y su implicación en el asalto a las oficinas demócratas del edificio Watergate, bautizaron como 'garganta profunda' a su principal fuente de información.

Hablemos claro: 'Garganta profunda' es una peli muy cutre. El director, Damiano, había trabajado como soldado y como peluquero, y no era un gran artista de la cámara. La actriz principal, conocida como Linda Lovelace, no podía aparecer desnuda del todo porque tenía un costurón en el abdomen, a consecuencia de un accidente de tráfico. La banda sonora es horrible: los diálogos se oyen mal (tampoco son lo esencial, la verdad) y las canciones son de un cursi que te mueres. En conjunto, la obra tiene un tono patibulario. Pero la idea de Damiano, lo de una mujer que tiene el clítoris en la garganta y sólo puede orgasmar tragándose un rabo hasta el fondo, tiene su gracia. Y se nota que los actores y el equipo de rodaje (tres personas) se lo pasan bien. Dicen que la pobre Lovelace tenía durante el rodaje un novio que la maltrataba, y en algún momento puede adivinarse un moratón.

A Lovelace, como al principal actor masculino, Harry Reems, el éxito de la película les amargó la vida. Ya fueron para siempre los actores de 'Garganta profunda', igual que Damiano, que hizo pelis mejores que esa, quedó marcado como director de 'Garganta profunda'. Reems siguió haciendo porno, como actor y productor. Lovelace se hizo religiosa y predicadora, hasta que murió, en 2002, en otro accidente de tráfico. Damiano, ya muy mayor, participó en un documental de 2005 titulado 'Dentro de Garganta profunda', sobre el éxito increíble de la peliculilla. 'Garganta profunda' ha sido la película que más tiempo se ha proyectado en un mismo cine: más de 10 años seguidos en un cine de Los Angeles. También ha sido la película más rentable de la historia: costó 25.000 dólares y ha recaudado, entre una cosa y otra, más de 100 millones.

Como decía, en el período preclásico del porno contemporáneo (antes de 1980) hay bastantes películas mejores que 'Garganta profunda'. Destacaríamos 'Tras la puerta verde' y 'El diablo y la señora Jones'. Pero, vista como un chiste muy verde y muy guarro, 'Garganta profunda' tiene una gracia que no tienen las demás.

Esta noche la pondremos en casa, en homenaje al señor Damiano, que acaba de morir en Florida a los 82 años.