Correa entrega casas y terrenos en la zona afectada por la erupción del Tungurahua

Penipe (Ecuador).-  El presidente de Ecuador, Rafael Correa, visitó hoy la zona afectada por la erupción del volcán Tungurahua para entregar viviendas y terrenos a varias decenas de familias damnificadas por la furia del coloso.

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Medio millar de personas se congregó en la plaza central de Penipe, un cantón ubicado a unos ocho kilómetros del volcán, en la provincia andina de Chimborazo, al que llegó Correa con la promesa de atender a los afectados.

Una banda del pueblo entonó con fuerza melodías para acompañar la visita del jefe del Estado, que hoy tuvo que respirar un poco de ceniza volcánica que cayó en la ciudad, por las constantes bocanadas de ese polvo que emite permanentemente el Tungurahua.

El volcán, el más activo de Ecuador actualmente, inició su proceso eruptivo en noviembre de 1999 y, desde entonces, ha intercalado periodos de alta actividad y lapsos de relativa calma.

El 14 de julio de 2006 el volcán generó una violenta explosión, pero el 16 de agosto de ese año se presentó la más fuerte erupción de todo el proceso, que causó la muerte de seis personas, arrasó con extensas zonas agrícolas, cubrió varias ciudades de ceniza y obligó a la evacuación de miles de personas.

El pasado martes el Gobierno declaró la alerta roja en las zonas de alto riesgo del volcán, tras confirmarse un nuevo pulso eruptivo que, en un principio, se parecía al proceso de agosto de 2006.

Pese a que la actividad del Tungurahua ha bajado en las últimas horas, el peligro sigue amenazador y, por ello, Correa acudió a Penipe para constatar "in situ" los problemas.

Correa inauguró un albergue en Penipe que acogerá a unas 120 familias, en caso de que la actividad del Tungurahua sea mayor, y entregó una parte de las 185 casas que ordenó construir para entregarlas a los damnificados de la zona que perdieron las suyas en las faldas del volcán.

Además, el presidente entregó las escrituras de unas 300 hectáreas que también serán entregadas a familias campesinas perjudicadas por la erupción.

El jefe del Estado ratificó que el objetivo del Gobierno es asistir a los damnificados del Tungurahua y ofreció que hasta finales de febrero les entregará un total de 600 viviendas.

Correa admitió que la crisis provocada por al erupción, que ya dura nueve años, ha puesto en una situación difícil a las casi 20.000 personas que habitan en las zonas de riesgo, pero les pidió que no corran riesgos y salgan de la zona cuando las rabietas del coloso los obligue.

Esto porque en una zona de alto riesgo, que es el poblado de Palitahua, al pie del volcán, dos ancianos se niegan a dejar sus casas y terrenos, pese al peligro de una eventual erupción.

"Díganles a esos viejos que salgan, que está en peligro sus vidas", señaló Correa, tras ratificar la intención del Ejecutivo de entregar casas y terrenos a los afectados para que puedan continuar sus vidas en un ambiente de "seguridad y dignidad".

De su lado, el alcalde de Penipe, Juan Salazar, solicitó a Correa que extienda el programa de terrenos, para que los campesinos que habitan cerca del volcán puedan continuar con su labores agrícolas en unas zonas cercanas, pero fuera de peligro.

Según Salazar, se necesita ampliar de 300 a 700 hectáreas el plan de terrenos productivos para los damnificados.

"Ese sería un paso" para reducir el riesgo de víctimas ante una posible erupción, señaló Salazar quien cree que "no se debería sembrar en las faldas del volcán cuando hay un proceso eruptivo" como el que actualmente ocurre.

El Instituto Geofísico, que vigila de cerca y permanentemente el comportamiento del volcán, ha indicado que el último pulso eruptivo se mantendrá por algún tiempo más, aunque ha disminuido su intensidad.

El martes, cuando empezó el nuevo pulso eruptivo, el volcán generó incesantes explosiones y emisiones de ceniza, con estruendos y cañonazos que no cesaban y que se mantuvieron por casi doce horas, tras lo cual, de súbito, el volcán se calmó.