Los damnificados por el Tungurahua dejan sus casas para recibir nuevas lejos del volcán

Palitahua (Ecuador).-  Un total de 26 familias de Palitahua y Capil, pueblos destruidos por la erupción del Tungurahua en agosto de 2006, abandonaron hoy sus casas, porque mañana recibirán unas nuevas construidas en un lugar alejado de la furia del volcán ecuatoriano.

En camiones del Ejército, los habitantes de Palitahua y Capil evacuaron esa zona de riesgo, llevando a cuestas todas sus pertenencias y con la alegría de ir a casas nuevas, construidas por el Gobierno.

Esas dos comunidades pertenecen a la parroquia El Altar del cantón Penipe, situado al suroeste del Tungurahua, que el martes pasado inició un nuevo pulso eruptivo, que se mantiene con breves periodos de calma.

Un oficial a cargo del operativo de evacuación aseguró a los vecinos del caserío que "hoy mismo dormirán en las nuevas casas".

El militar, al mando de otros nueve oficiales y 28 soldados, ayudaba a subir las pertencias de los damnificados en los nueve camiones y dos camionetas dispuestos para la operación.

"Estamos evacuando a las personas de Palitahua, porque esta es una zona de alto riesgo y porque algunos de ellos serán beneficiados de las casas que entregará mañana el Gobierno", dijo el jefe militar.

Sin embargo, lamentó que dos ancianos de la localidad, "los hermanos Vega", no quieran abandonar sus casas en Palitahua, porque aseguran que es lo único que tienen.

"Esta es una zona peligrosa, todos tienen que evacuar por precaución, pero si nos llega el aviso de que hay mucho peligro por el volcán, tendríamos que obligarlos a salir", añadió el militar.

Los "hermanos Vega", como otros que viven en las cercanías del volcán, se resisten a salir de sus casas situadas en zonas de alto riesgo, porque temen les roben sus pertenencias.

Sin embargo, en Palitahua la mayoría de sus vecinos estaban contentos por las casas nuevas ofrecidas por el Gobierno y todos ellos estaban a la hora indicada, al filo del camino, para que los camiones militares los trasladen casi 15 kilómetros fuera de sus terrenos, hasta la ciudad de Penipe, en el suroeste del volcán.

En Penipe se encuentra una parte de los 160 casas ofrecidas por el Gobierno para los damnificados, que se sumarán a otras 100 construidas con financiación de una organización humanitaria, Samarythan Plus, también localizadas en esa ciudad.

Aida Ortiz y su hermana, oriundas de Palitahua, subieron al camión su cocina, colchones y otras pertenencias, para ir en busqueda de ese sueño de encontrarse en una casa nueva, alejada de los estruendos del volcán.

Con una mezcla de nostalgia y alegría, se alistaban para partir hacia Penipe, mientras otro de sus vecinos aclaró que salían, pero que no abandonarían sus terrenos.

"Hemos de venir a cuidar los animales y las plantas que hemos sembrado aquí", alegaba otro de los vecinos, que se apuraba en subir varios colchones a una camioneta.

María Martínez, también de Palitahua, esperaba sentada en otro sitio a un hijo suyo que, casi a diario, la viene a recoger para llevarla a que duerma en Riobamba, capital de la provincia del Chimborazo situada a unos 40 kilómetros al suroeste del pueblo.

"No podemos abandonar esto, sólo salimos por las noches y regresamos por la mañana; es que no se puede abandonar lo que es de uno. Aquí tenemos nuestras vacas, nuestras plantas, nuestra vida, todo está aqu", añadió María entre sollozos.