Tras una pausa, el Tungurahua vuelve a rugir y amenazar a los ecuatorianos

Pillate (Ecuador).-  Tras una descanso de más de un día, el volcán Tungurahua, en el centro andino de Ecuador, volvió a rugir y amenazar a las miles de personas que viven en sus cercanías, muchos de ellas reacias a abandonar sus viviendas en las zonas de mayor riesgo.

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(EFE)

Curiosos se apostan en Cotaló para observar este jueves las bocanadas de ceniza y flujos de rocas incandescentes que bajan por los flancos del volcán Tungurahua, en el centro andino de Ecuador.

Igual que se calmó el miércoles antes del mediodía, después de diez horas de intensa actividad, de súbito, hoy, elevó su intensidad con estruendos, bramidos y cañonazos incesantes.

Técnicos del Observatorio Vulcanológico Tungurahua (OVT), del Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional, señalaron a Efe que la actividad del Tungurahua se elevó de manera importante, con explosiones constantes y bramidos.

Aunque también presentó periodos de relativa calma, el Tungurahua demostró que su situación es "inestable" y que la aparente tranquilidad era parte del proceso, según los especialistas del IG.

La situación obligó a mantener la "alerta roja" en algunas zonas consideradas de "alto riesgo" y, por ello, las autoridades convocaron a la evacuación de personas en las zonas peligrosas.

Pese al riesgo, muchos campesinos se niegan a abandonar sus casas y terrenos, porque temen, como ocurrió en el pasado, que les roben sus animales y pertenencias.

En Bilbao, un pueblo de unas 70 familias campesinas situado en la parte baja de la falda oeste del volcán, sus habitantes, incluidos niños, se negaron a subir a un camión de las Fuerzas Armadas que llegó al lugar para ayudarlos a salir.

Uno de los oficiales del contingente militar que acudió a Bilbao dijo que "no hay la orden de evacuar por la fuerza, todo es voluntario", pero que la negativa a hacerlo pone en un "enorme peligro" a quienes se queden en el pueblo.

Según el Instituto Geofísico es probable que una eventual erupción del Tungurahua arroje flujos piroclásticos, ríos de rocas y material candente, que baja por las quebradas de la montaña y que podría afectar a los pueblos que se asientan en sus laderas, como Bilbao.

Los campesinos argumentaron que su único objetivo era proteger su patrimonio, lo único que tienen.

Horacio, un bilbaíno que no quiso desalojar el pueblo, aseguró que tenía ganado y pertenencias que no podía dejar abandonadas, porque, recalcó: "es lo único que tengo".

"Nosotros ya sabemos cómo se comporta el volcán, cuando empiece a hacer cosas que nos parezcan graves, evacuaremos el pueblo", añadió Horacio, al mostrar la vía de evacuación por la que deberán correr en caso de un peligro inminente.

La alarma de peligro inminente la podrán escuchar en Bilbao por la radio que mantienen conectada a un megáfono que cuelga de la torre de la iglesia, por la que también se escuchan los informes que permanentemente emite el IG a la treintena de vigías del volcán de los pueblos de sus faldas.

En Chacauco, un pueblo cercano a Bilbao, en la vertiente enfrentada a la falda del volcán, donde se sigue escuchando el estruendo del coloso, no dudan en afirmar que abandonarán el pueblo "cuando den la orden", aunque también aseguran que algunos hombres se quedarán hasta el último momento para proteger sus pertenencias.

Lo mismo sucede en Pillate, donde sus habitantes dicen estar acostumbrados al volcán y conocerlo bien y aseguran que "cuando va a hacer algo, avisa".

Ramiro Martínez, presidente del cabildo de Pillate, comentó a Efe que, durante la erupción del miércoles, los habitantes del pueblo se congregaron en una casa que les sirve de refugio, aunque ya muchos vecinos se habían dirigido a zonas seguras.

Unas 190 personas viven en Pillate, todos agricultores, y también se resisten a aceptar la propuesta de las autoridades de abandonar definitivamente sus casas para ser reubicados en zonas seguras.