Resulta un poco decepcionante que Benicio del Toro, uno de los actores más esperados en esta gala, y una de las escasas representaciones de Hollywood junto a Penélope Cruz, haya venido vestido como si fuera a trabajar a la oficina. Lleva un traje negro de lo más anodino, con la chaqueta un par de tallas mayor de lo que debería, como si se la hubiera prestado su hermano mayor o hubiera perdido 15 kilos repentinamente. Y es que el/la agente de Benicio ha debido pensar que para qué un esmoquin de Armani si es para desfilar sobre una extraña y desconocida alfombra verde... Mejor decimos a Giorgio que nos guarde el modelito elegante para los Óscar, ¿verdad?