Guantazos

En la película Million Dollar Baby, dirigida por Clint Eastwood, la pequeña boxeadora interpretada por Hilary Swank no era más que una versión femenina (y mucho más bonita) del durísimo Mike Tyson, o yendo más atrás, del temible y bestial Sonny Liston, quien tenía por costumbre terminar los combates antes de que transcurriese un minuto del mismo. La potencia de la pegada de estos boxeadores era brutal y su táctica era la frontalidad: llego, te doy un directo salvaje y vas al suelo. Fin. La boxeadora Maggie de la película hace cosas parecidas: sale, revienta el labio de la rival y termina casi antes de empezar.

(REUTERS)

Quiebro, punterazo, gol. Se acabó el partido.

El Barcelona, como Maggie, ha ido perfeccionando esta técnica primorosamente, ha encontrado en el K.O. directo su seña de identidad. Como decía aquel chiste malo, el Barça es como el porno, a los quince minutos ya ha terminado todo lo interesante. En efecto —ya se ha comentado alguna vez— posiblemente el Barcelona se convirtió en el animal imparable que es ahora exactamente en el minuto dieciocho del primer tiempo de la sexta jornada de liga, en el encuentro que le enfrentaba al Atlético de Madrid. En ese momento Samuel Eto'o marcaba el cuarto gol para su equipo y aprendía que tenía el uppercut más fuerte del mundo del fútbol.

Hasta ahora sólo un par de equipos habían encontrado la manera de frenar ese huracán: el Espanyol de Pochettino y el Chelsea de Hiddink estudiaron la mejor manera de cubrirse la cara con las dos manos y aguantar los moratones en los músculos de las extremidades para mantener la cabeza al aire y tener una oportunidad. El Chelsea estuvo a punto de vencer a su rival por puro agotamiento, a punto de evitar la noche increíble de Roma, pero finalmente el campeón sacó un último gancho y tiró al rival a la lona. Pero qué cerca estuvo.

Creo que el Manchester United ha debido estudiar muy despacito el combate en el que un jovencísimo Muhammad Ali le quitaba el título mundial de los pesos pesados a Sonny Liston. Con una técnica que se conoció con la florida expresión de "revoloteo como una mariposa, pico como una abeja", Ali abrumó al férreo campeón y neutralizó su poderoso directo a base de dar pequeños golpes muy seguidos e indefendibles sin dejar de bailar a su alrededor en el ring. Así, Ali hizo perder la concentración e impidió a Liston pensar siquiera por un minuto, terminando por ganar ese campeonato en el séptimo asalto por rendición del rival.

Así ha salido el Manchester en el Olímpico de Roma: a guantazos cortos y seguidos. Durante nueve minutos el equipo inglés ha enloquecido al Barcelona a base de dar golpes seguidos y de bailar a su alrededor, desde el minuto uno —¡mirad qué primera jugada hubo, en el segundo quince Anderson acosaba de forma infernal a Touré y Valdés, quien arrojaba el balón lejos de su área descontroladamente! ¡Quince segundos de partido!—, sin parar, sin dejar pensar, anulando su poderoso brazo.

La única diferencia fue que en el minuto diez el equipo azulgrana abrió un lateral del ojo (Iniesta, dicen que se llama), hizo una finta evitando el baile de los británicos y dejando libre el espacio para el directo más mortal de los 22 jugadores sobre el campo: el de Eto'o, en su sitio, espacio para coger impulso, quiebro de delantero, golpe seco, entre los ojos. Manchester United al suelo sangrando por la nariz. Cuenta hasta diez y se levanta en el siete, pero ya no sabe bien donde está, ya no baila, ya no sabe por donde empezar los golpes cortos. El Barcelona ahora es quien baila y decide divertirse con su presa, le da golpes de los que marean, en la zona de la nuca, en las costillas; el otro trata ahora de defenderse, de pensar, de recordar que empezó ganando a los puntos.

En el minuto setenta espacio para el gancho de izquierda. A la barbilla, de abajo hacia arriba, sin defensa posible, Messi golpea. Los rojos (hoy de blanco) se sientan mareados en el ring, sin capacidad de reacción. El árbitro mira sus ojos vidriosos y veinte minutos después decreta el fin del combate. El Barcelona gana por K.O. definitivo.

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