El rock de la Tierra

Con Bon Jovi liderando el cartel, el rock y el medio ambiente vuelven a formar pareja en un megaconcierto. Fecha: el próximo 7 de diciembre. Lugar: Bombay o Mumbai (India). Teloneros: el ex vicepresidente estadounidense Al Gore y Rajendra Pachauri, el presidente del Panel Internacional del Cambio Climático (IPCC). Una vez más, las estrellas de la música pop vuelven a reunirse bajo una convocatoria solidaria.

El evento toma el testigo de los conciertos Live Earth celebrados el 7 de julio del año pasado. Bajo la consigna "Conciertos para un clima en crisis", más de 150 artistas actuaron durante 24 horas, en ocho ciudades de los cinco continentes. Pero el modelo original es claramente Live Aid, el festival de 1985 celebrado en Londres y Filadelfia en beneficio de las víctimas de la hambruna en Somalia (¿cómo olvidar el pastelero "We are the World, we are the children"?). En aquella oportunidad se recaudó la bonita cantidad de 286 millones de dólares, que se entregaron al gobierno etíope.

Se criticó entonces que el dinero, en lugar de canalizarse a través de ONGs independientes, cayese en manos de las autoridades locales, no precisamente un dechado de democracia y transparencia. Tal vez por ese antecedente lo recaudado en Bombay se destinará a 'Iluminemos mil millones de vidas', el programa de Pachauri orientado a dotar a millones de campesinos de medios de iluminación basados en energía solar.

A diferencia de los conciertos del año pasado, repartidos en diversos países, esta vez se concentrará toda la artillería en India, con el afán de propagar mensajes ambientalistas en una nación que se perfila uno de los mayores contaminadores del planeta.

Curándose en salud, los organizadores de Live Earth India prometen que compensarán las emisiones generadas por el consumo eléctrico de las guitarras, amplificadores, juegos de luces y demás parafernalia rockera, con la compra de Derechos de Emisión de CO₂; además, reciclarán la basura producida en todo lo posible. Y como en la edición anterior, propondrán a los asistentes la firma de unos "Siete Mandamientos verdes", que van desde el compromiso en reducir las propias emisiones hasta tornarse una persona "neutral en carbono"; hasta el apoyo a una moratoria en la construcción de nuevas centrales térmicas de carbón, y a un tratado internacional que limite las emisiones…

A estos macro-eventos suele criticárseles que, después del orgasmo solidario de músicos y espectadores, después del desmontaje del escenario, de la desbandada del público y de la partida de los equipos de televisión, el impacto producido en las conciencias se desvanece enseguida. Atento a ello, Kevin Wall, el alma mater de Live Earth, afirma que sus conciertos serán el puntapié inicial de campañas de concienciación de tres a cinco años de duración.

Entramos en una nueva fase del debate medioambiental, una fase más glamourosa y quizás inevitable, entre otras razones porque en nuestro entorno híper-mediatizado, las opiniones de las celebridades pesan igual o más que los argumentos de científicos, ecologistas o ciudadanos de a pie. Nada nuevo, en definitiva, ni nada objetable. A su manera, estas iniciativas también contribuyen a la creación de "una masa crítica" en la opinión pública mundial, que acabe por obligar a los gobiernos a actuar de manera eco-responsable. Otra cosa es lo que los promotores entiendan por "eco-responsable"; y por lo que veo en la página web de Live Earth, quien fija las directrices ambientales de sus campañas (su programa político, si se quiere) es el ubicuo Al Gore, la figura que empuña con creciente firmeza la batuta en la comunicación sobre la crisis ecológica.