Obama apuesta por la política personal sin enfadar a los medios

MADRID.-  Barack Obama ha anunciado esta madrugada a sus fieles seguidores por sms y correo electrónico el nombre de su candidato a vicepresidente de Estados Unidos. Expectación máxima. La primera vez en la historia que la política se hace tan personal gracias a la tecnología que los seguidores de un político conocen antes que los periodistas y los medios una decisión de gran importancia electoral. Pero no tan rápido. Obama ha elegido a Joseph Biden para compensar sus debilidades electorales en temas como política exterior. Y los medios, encabezados por la mayor agencia de prensa norteamericana (Associated Press) y la televisión CNN, adelantaron la decisión antes de que los yonkies de la ciberpolítica recibieran el mensaje y se pudieran lanzar a bloguear y twittear emulando a los cazadores de exclusivas que habitan en las redacciones tradicionales.

"Urgente: el mensaje de texto ha sido enviado y es oficial… Barak Obama ha elegido a Joe Biden para ser su compañero de candidatura". El mensaje oficial de la campaña había llegado a quienes se habían suscrito en la página de internet del candidato de madrugada, poco después de que se filtrara a los medios de comunicación.

"Amigo, tengo una importante noticia que quiero hacer oficial", decía el mensaje. "He elegido a Joe Biden como mi compañero de candidatura". Y, rápidamente, más gasolina para la campaña participativa del candidato: "Por favor, haz saber a Joe tu alegría porque es parte de nuestro equipo. Comparte tu bienvenida con una nota personal en http://my.barackobama.com/welcomejoe".

La política es personal. Obama lo sabe. Le ha hecho ser el candidato con más empatía y simpatía para los votantes norteamericanos, especialmente los jóvenes. Y su campaña no deja un cabo suelto. Internet y la ciberpolítica han alimentado las arcas del candidato con una recaudación récord jamás lograda desde que Howard Dean se convirtiera en las primarias de 2004 en el primer candidato en explotar a fondo una campaña en internet.

Pero Obama puede llegar a ser no sólo el primer presidente de la ciberdemocracia, sino también el último presidente de la era de la televisión. Por eso, igual que ha elegido a un candidato a vicepresidente complementario, que con su experiencia tapa las debilidades de las que se le ha acusado. Obama también se ha preocupado de que la primera comunicación por sms a los móviles de tantos seguidores de una de las mayores decisiones de campaña no enojase a los medios y no los expulsase completamente de la estrategia política.

Hay que tener cuidado. Internet y los medios digitales son cada día más poderosos, especialmente entre los jóvenes, pero la televisión y los diarios son todavía la primera fuente de información sobre la campaña presidencial para los norteamericanos, según las últimas encuestas. Un 24% de los norteamericanos siguen la información por internet frente a un 60% que lo hacen por la televisión. Pero además acuden en primer lugar a las webs de MSNBC (propiedad de la cadena NBC y Microsoft) y de la CNN para seguir las noticias políticas.

Obama ha sido cauto. Guiño a sus seguidores y apuesta por la política directa y personal a través de los medios digitales pero con el otro ojo atento a los medios y periodistas. No es cosa de sumar oposición, sino más apoyos.

Y, por supuesto, la videocracia sigue siendo un arma fundamental. El vídeo en internet y multiplicado por la televisión es la gran arma política de las cibercampañas. El final del anuncio de la candidatura vicepresidencial es claro: "Asegúrate de encender tu televisión a las 2 de la tarde para unirte a nosotros o vernos online en http://www.BarackObama.com.

Franklin D. Roosevelt fue el primer presidente norteamericano en explotar la radio para dirigirse a los ciudadanos. John F. Kennedy no se perdía un telediario y machacó a Richard Nixon gracias a su magia con la televisión. Obama puede ser el presidente de internet y las redes sociales, pero la videocracia, la imagen propagada en la era multimedia sigue siendo el argumento definitivo. Y, por ahora, nada de enfadar a los periodistas arrebatándoles las exclusivas.