El padre de una víctima de los atentados de Bali pide a Indonesia que no ejecuten a los condenados

Yakarta.-  El padre de un australiano que murió en los atentados de Bali en 2002 pidió hoy a Indonesia que no ejecute, como está previsto, a los tres terroristas condenados, porque su muerte no traerá "nada bueno, sólo dolor".

ampliar foto

(EFE)

Combo de los terroristas de Bali convictos Imam Samudra (i), Mukhlas alias Ali Ghufron (c) y Amrozi (d) en la prisión de Batu en Cilacap, Java Central (Indonesia).

Brian Deegan, padre de Joshua Degann, escribió una carta abierta al Gobierno indonesio en la que propuso conmutar las sentencias por cadenas perpetuas, y aseguraba que ajusticiar a los responsables de la muerte de su hijo "no curará el dolor".

"Nada me devolverá a mi hijo, ni a mí, ni a su madre ni a su familia y sus amigos", indicó en la misiva, aunque destacó que tampoco suplicará por las vidas de los condenados.

Deegan escribió a las autoridades de Yakarta que considera más apropiado para los islamistas Imam Samudra, Amrozy, y Ali Ghufron "un castigo que sirva de recordatorio constante para los demás" y "que no destruya las vidas de sus familias".

La petición se hizo pública un día después de que el Tribunal Supremo de Indonesia rechazase el recurso final de los tres condenados por los atentados de Bali que costaron la vida a 202 personas, una decisión que despejó la vía legal para su inminente ejecución.

Ahora, lo único que puede salvar a los tres miembros de la organización radical islamista "Yemaa Islamiya" es la clemencia del presidente, Susilo Bambang Yudhoyono.

No obstante, han descartado esta opción en varias ocasiones, alegando que desean morir como mártires.

Las autoridades indonesias no tienen la costumbre de anunciar por adelantado las ejecuciones, que las lleva a cabo un pelotón de fusilamiento.

Imam Samudra, Amrozy, y Ali Ghufron, fueron sentenciados a la pena capital en 2003 tras admitir su participación en la planificación y ejecución de los ataques de Bali.

"Yemaa Islamiya" nació en 1995 con el objetivo de establecer un Estado islámico en Indonesia, Malasia, Tailandia, y el sur de Filipinas, y se le atribuyen algunos de los ataques más sangrientos de los últimos años en la región.