González quiere convertir TEA en el "polvorín" de la creatividad sin interferencias

Santa Cruz de Tenerife.-  Javier González de Durana se incorpora hoy a su puesto como director artístico del Tenerife Espacio de las Artes (TEA), que se inaugurará en octubre, con la intención de convertir el centro "en un polvorín" de creatividad en cuya gestión no consentirá interferencias políticas o ideológicas.

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(EFE)

Javier González de Durana, que se incorpora hoy a su puesto como director artístico del Tenerife Espacio de las Artes (TEA), durante una entrevista con la Agencia Efe en la que explica su intención de convertir el centro "en un polvorín" de creatividad en cuya gestión no consentirá interferencias políticas o ideológicas.

Javier González, que hasta ahora dirigía la Fundación Artium, el Centro Vasco de Arte Contemporáneo, explica en una entrevista a Efe que a partir de julio asume su nueva labor "con deseos y ganas de relacionarme" con los "aliados naturales" del centro, que son los artistas y los departamentos universitarios de Bellas Artes, Historia del Arte o Filosofía.

Para ello ofrecerá "la colaboración y la herramienta que es el TEA" para el desarrollo profesional, artístico e investigador y señala que el edificio, diseñado por los arquitectos Jacques Herzog y Pierre De Meuron, le parece "una joya con unas posibilidades de actuación espléndidas".

Una de sus primeras tareas será la de tomar contacto con artistas locales y precisa que como director de Artium tuvo la oportunidad de comprar "muchas obras" de canarios, pues cree que en las islas "hay un conjunto de creadores extremadamente interesante".

Javier González, nacido en Bilbao en 1951, augura al TEA "capacidad para convertirse en una especie de polvorín de actividades culturales y de creación contemporánea fantásticas".

Señala que "no consentiría ni he permitido nunca" interferencias de tipo político en su labor, y precisa que ha tenido el privilegio de trabajar con políticos "que no me han pretendido "orientar" o interferir en mis programas".

"He trabajado en instituciones gobernadas por PNV, PP y PSOE y siempre he tenido la suerte, lo que no pueden decir otros colegas, de que los políticos han respetado lo que he hecho e incluso actividades y programas que no les gustaban ideológicamente", puntualiza.

Está seguro Javier González de que en el TEA va a pasar lo mismo y asevera además que la autocrítica y la crítica externa son el motor y el acicate que hace que los museos se sientan vivos.

Detalla que los centros de arte no deben dirigirse "a los artistas más cómodos y complacientes" sino a los que "hagan removerse un poco de sus propios cimientos" y en concreto el TEA está "orientado a que sea lo contrario a un museo estático donde las piezas se fosilicen y sean expuestas como un santuario de venerables".

Ni siquiera Óscar Domínguez -el pintor surrealista canario a quien está dedicado el centro- va a tener "su capillita", sino que estará permanentemente expuesto pero no necesariamente con todas las piezas de su colección "simultáneamente".

La voluntad de González es relacionar a Domínguez con los artistas de su época y con los actuales, pues "el arte siempre habla de las mismas cuestiones: el amor, la muerte, el sexo, el afecto, las distancias, la soledad... lo interesante es ver cómo lo resuelven sensibilidades afines en momentos históricos distintos".

Se muestra además dispuesto a "romper porque no me gustan" las clasificaciones tradicionales en los museos -por estilo, cronología o país de procedencia de la obra- ya que en su opinión "fosilizan y segmetizan el arte".

"Lo que me gusta es hibridar, mezclar y establecer relaciones insólitas que dan lugar a lecturas enriquecidas y a percepciones de lo que de otra manera no hubieras llegado a percibir", señala Javier González, quien advierte: "aquí pocas cosas van a estar estables, espero que lo único el director y su equipo".

Anhela que en las exposiciones del TEA "se entremezclen y dinamicen lo global, lo internacional, lo insular y lo local", aunque reconoce que no será posible "dar satisfacción universal al mundo artístico porque cada vez que decides hacer algo con un artista estás implícitamente diciendo que no a otros, y se pueden crear agravios comparativos".

En el caso de TEA el único criterio para seleccionar a los artistas no será el origen, sino la calidad de su trabajo, apunta.

El edificio en el que desempeñará su labor le ha causado un impacto "profundo y muy positivo" porque desde el exterior tiene una apariencia "discreta" y en el interior es "dueño de un lenguaje arquitectónico contemporáneo incuestionable".

"Todo lo que por fuera parece encerramiento e introversión sin embargo se vuelve lo contrario: el edificio se levanta, se alza, aparecen lugares extraordinarios y luminosidad por todas partes", explica.

En sus visitas se ha ido "adueñando" del edificio aunque "mentalmente todavía no lo tengo bajo mi control, porque son más de 20.000 metros cuadrados y me tengo que ir haciendo con ellos".

Prevé dedicar julio y agosto a configurar el equipo directivo y elaborar la programación cotidiana del centro, que abrirá a finales de octubre con la exposición "Maternidades cósmicas", en la que se recorrerá la primera mitad del siglo XX con el tema de la creación del mundo, el Universo y el ser humano.