Puente con la familia

Es muy posible que el querido lector, al que tanto debemos los artistas y quienes vivimos de pegar palos aquí y allá, esté a punto de salir de puente con la familia. Puede que sea padre, madre, hijo, hija o las cuatro cosas a la vez (cosas más raras se dan en Austria); es lo mismo. Estos fines de semana largos, con sus atascos, sus broncas y sus malos rollos, suelen suscitar algunas dudas sobre las virtudes de la convivencia familiar. O, dicho en otras palabras, dan ganas de mandar a la familia a tomar por el culo.

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Houellebecq en coche. ¿Irá de puente con su madre?

Yo quisiera, aprovechando que aún me dejan poner aquí mis notas, dar un poco de contexto a esas sensaciones.

Citaría, por ejemplo, a la señora Lucie Ceccaldi, una venerable madre de 83 años, que a su edad, y supongo que con gran esfuerzo, ha escrito un libro dedicado a su hijo. El hijo se llama Michel Houellebecq, un escritor bastante conocido, por lo visto. Su libro 'Las partículas elementales' se vendió mucho. La venerable madre expone de entrada sus tiernos sentimientos hacia Michel: «A mi hijo que le dé por el culo quien quiera y con quien quiera, pero si, por desgracia, cita mi nombre en algún chisme, se va a llevar un palo en la cara que le va a arrancar todos los dientes».

Mamá Lucie opina que su hijo es «un mentiroso, un impostor y un parásito» (ah, las madres, todas iguales: se les cae la baba con el niño) y deja muy claro que el cariño hacia el hijo dura desde siempre: «Nunca me ha salido eso de decir, hijo mío, eres lo más bonito del mundo; no, mi hijo es un pequeño gilipollas».

Habrá que recordar que también los padres aman con ternura. El conocido caso del señor Fritzl, un austríaco que sale estos días en todas partes, demuestra que se puede querer igual a un hijo y a un nieto, sobre todo si son la misma persona y la tienes encerrada en el sótano de por vida.

Y, por acabar, un saludo a la familia Pajares, que tanto ha hecho y hará por demostrar que la familia moderna puede ser fuente de amor, respeto y cordura.

Hala, al coche. A disfrutar de un puente inolvidable con la familia.