El nuevo ministerio de Ciencia e Innovación desintegra a Educación

Mercedes Cabrera ha peleado por las Universidades hasta el final. Ayer por la noche, la ministra de Educación y Asuntos Sociales continuaba discutiendo con la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, sobre las competencias de las que estará dotado su ministerio.

(EFE)

¿Compenetrados?

Demasiado tarde. Ya estaba todo pensado, decidido de antemano. Al presentar el nuevo Gobierno, Zapatero recalcó que hay que "estar menos pendientes de la construcción y más pendientes de servicios del conocimiento, invertir más en ciencia y tecnología, ayudar a las empresas a innovar y coordinar universidades y centros de investigación", señas de identidad que, a su juicio, definirán el nuevo Ministerio.

¿El artífice? En el entorno del Gobierno opinan que todo ha surgido de la mente pensante de Miguel Sebastián, ministro de Industria y nuevo hombre fuerte del Ejecutivo de Zapatero. El ex candidato a la alcaldía de Madrid quería un gran ministerio en el que la industria, la educación, la productividad y las empresas se dieran la mano, pero el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Pedro Solbes, no admitió que el concepto de productividad, eminentemente económico, se mudara al ministerio de Industria.

Solbes se ha salido con la suya, pero sólo en apariencia, ya que la cartera que dirige Sebastián y la de Ciencia e Innovación bailarán al mismo compás. Los gestos lo dicen todo. Para empezar, fue él mismo el que propuso a Cristina Garmendía, una mujer curtida en la empresa privada, que nada tenía que ver con el PSOE, para tomar las riendas del nuevo Ministerio.

La compenetración con la que nacen estos dos ministerio se ha podido visualizar hoy en el Congreso, donde Sebastián y Garmendía se han reunido con el portavoz del PSOE, José Antonio Alonso, para "intercambiar impresiones" sobre el proyecto de Gobierno.

Educación se evapora

El Ministerio de Cabrera queda reducido a su mínima expresión. Sin la educación superior, la ministra sólo tendrá potestad en la escuela primaria, secundaria y en los asuntos sociales, muy reducidos también al no contar con las áreas de inmigración e igualdad, repartidas en otras dos carteras.

Ciencia e Innovación es el gran beneficiado. No sólo se queda con toda la gestión de las universidades, sino también los Organismos Públicos de Investigación (OPIS), que cuentan con un alto presupuesto. Otro que pasa al abrigo de Ciencia e Innovación es el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), que mantiene su presidente, Maurici Lucena. Uno de los motivos es que Lucena es miembro de la Agencia Europea del Espacio y si deja el CDTI se perdería esa posición en el organismo internacional.

El nuevo ministerio no sólo arañará competencias a Educación. Parece un hecho que el ministerio que dirige Cristina Garmendía se queda con el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), cuyas competencias aún las tiene Sanidad. Lo que no se ha podido llevar es el canon, que se queda en Industria, aunque cualquier cambio en este sentido lo decidirá Fernández de la Vega.