El Tercer Mundo vive su propia crisis (y no es la de las hipotecas)

El precio de los alimentos básicos aumenta aquí y en Mauritania. La diferencia es que, mientras que en España la cesta de la compra ha subido un 4,6 %, el arroz –base de la alimentación de los mauritanos– hoy vale un 65% más que el año pasado. La crisis económica es más internacional que nunca y las consecuencias no sólo afectan al bolsillo.

Mast Irham (EFE)

La escasez de arroz está provocando protestas en los países más pobres

Hace una semana que empezaron en Haití los conflictos que ya han dejado cinco muertos. Los manifestantes han llevado sus protestas por el encarecimiento de los alimentos hasta la puerta de la residencia de René Preval, el presidente del país en el que un 70% de la población vive en la pobreza. Pero lejos de tratarse de un conflicto aislado, las quejas por el encarecimiento de los bienes de primera necesidad se extienden por los países del Tercer Mundo.

"Se trata de la chispa que enciende el fuego pero es posible que salgan a la luz otros problemas existentes en estos países", asegura Concepción Calpe, economista principal en la Unidad de Mercados y Comercio Internacional de la FAO.

En el último año se ha reducido la producción de arroz y cereales a nivel mundial por culpa de varios factores, entre ellos las malas cosechas en países como Tailandia. Ante el temor a la escasez de alimentos para autoabastecerse, los países exportadores como Vietnam, China y la India han optado por cerrar el grifo y poner en el mercado cantidades de alimentos muy inferiores a otros años. Con la escasez de la oferta, los precios se han disparados y los ciudadanos, hambrientos, se han echado a la calle.

"Estamos en un mundo globalizado en el que los débiles siempre saldrán perjudicados", asegura Francisco Roldán, miembro de la Asociación Española de Consultores Políticos (AESCOP), quien coincide con Calpe en que los problemas con los alimentos pueden desatar crisis políticas en los países afectados. Al caso de Haití también se une el de Egipto, donde los manifestantes protestan desde el lunes porque los precios de los productos básicos se han duplicado en el último año. También se han producido incidentes en países como Costa de Marfil, Mozambique e Indonesia.

La sombra del precio del petróleo

Pero no sólo las malas cosechas son las culpables de que escaseen los alimentos. El aumento en el precio del barril de Brent tiene consecuencias hasta en los rincones más remotos del planeta, aunque a veces no se perciban a primera vista. Hace mucho que se aceptó la idea de que era insostenible basar el sistema de producción en el petróleo y, entre las alternativas, los biocarburantes parecieron una buena opción. "Lo serían si utilizaran excedentes de producción y no cosechas que antes se destinaban a consumo humano", afirma Concepción Calpe.

Lo que apareció como una alternativa a las energías fósiles tiene su cara oculta. Es cierto que reduce la dependencia respecto al petróleo pero muchos países han lanzado programas de biocarburantes basados en cosechas y no en excedentes. Al reducirse la producción de alimentos como el trigo, los precios en el mercado aumentan de manera automática.

Alicia García García, portavoz de Acción Contra el Hambre, indica que "nos encontramos ante un problema global". "En España la gente se escandaliza porque sube el pollo pero no nos damos cuenta de que en estos países el precio de lo más básico (arroz, trigo y maíz) es desorbitado", recuerda García. La misma idea de universalidad es la que ha defendido hoy en Nueva Delhi Jaques Dious, presidente de la FAO, que ha instado a las autoridades mundiales a tomar medidas para reducir el impacto de la inflación a corto plazo, especialmente en los países más pobres.

Pese a que, por el momento, España mantenga sus cifras en cooperación para el desarrollo, desde Ayuda en Acción indican que la media europea ha bajado debido a la situación económica que sufren los países desarrollados. "Es una reacción natural: todo el mundo tiende a solucionar los problemas propios antes que los ajenos, aunque la situación de los demás sea mucho más preocupante y, en cierto modo, responsabilidad de todos", recuerda Francisco Roldán.