Si la gente no va al museo, el museo va a la calle

MURCIA.-  Los accesos a Murcia por carretera llevan dos meses cargados de ironía. A lo mejor sólo los más observadores se han dado cuenta. Seguramente la mayoría ha pensado que las 15 obras de arte situadas en vallas publicitarias de ocho por tres metros no son más que anuncios de algo que no logran entender. El caso es que hay una joven artista murciana, Carmen Molina Cantabella, que ha decidido sacar su arte a las calles, o más bien a las carreteras, ésas donde cada día se forman largas colas para entrar en la ciudad.

Marta Parreño

Convencida de que hoy día la televisión, la prensa y las vallas publicitarias son el mejor mecanismo para llegar a las masas, ha plantado en las avenidas Juan de Borbón, Juan Carlos I, Miguel Induráin y Ronda Sur 15 creaciones compuestas por una pintura o fotografía clásica y una frase que las acompaña, pero no para apoyarlas sino para combatirlas. Todo para llevar la contraria. Pura ironía. Y debajo su firma, el logo rojo y ovalado de las sopas Campbell con su apellido dentro, Cantabella.

Para ello ha utilizado a los borrachos de 'El Triunfo de Baco' de Velázquez, 'La Creación' de Miguel Ángel en versión pop o el cuadro más conocido del pintor Edward Hopper, 'Nighthawks' (trasnochadores). Además, ha mezclado a personajes como Mickey y el Pato Donald con Lenin, las armas y los aviones de guerra.

Marta Parreño

Frases como "Malgastar está al alcance de todos", "Es más fácil comprar que pensar" o "Un hombre sin armas es un hombre sin futuro" actúan como dardos dirigidos hacia el subconsciente de los conductores. Y todo porque la publicidad sobreeduca a diario la percepción y la memoria de espectadores bombardeados por imágenes y anuncios.

Eso es al menos lo que opina Javier Cerezo, el director de la galería murciana Babel que se ha encargado de llevar a cabo este proyecto y que abre el catálogo de esta exposición callejera con la tajante frase "The museum is dead".

El próximo lunes los operarios retirarán las vallas de Cantabella para sustituirlos por anuncios al uso que bombardearán otra vez a los espectadores con nuevos productos y pocas ideas. Pero es posible que estos enormes cuadros con frases chocantes se trasladen a otras ciudades como Madrid, Alicante o Logroño.