El conflicto del campo devuelve a escena el fantasma de la violencia política

Buenos Aires.-  La crisis provocada por las protestas de los productores agrarios y respaldada por sectores de la clase media urbana descontentos con el Gobierno de Cristina Fernández ha devuelto a la escena argentina la violencia política, de la mano de grupos de piqueteros y gremios sindicales peronistas.

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(EFE)

Varias personas participan en el cacerolazo que se realizó en la intersección de dos avenidas del barrio porteño de Belgrano, luego de que la presidenta Cristina Fernández de Kichner brindara un discurso en el que se refirió al conflicto que mantiene el gobierno nacional con los productores agropecuarios a causa del aumento de los impuestos a las exportaciones de productos del campo aprobado a comienzos de este mes por el Ejecutivo.

Tras dos semanas de huelga en el campo y bloqueos en las carreteras convocados por los productores agropecuarios en protesta por el incremento de los impuestos a la exportación, entraron en el conflicto, en respaldo del Gobierno, la peronista Confederación General del Trabajo (GCT) y grupos piqueteros liderados por un polémico ex funcionario kirchnerista.

El líder de la CGT, la mayor central sindical del país, Hugo Moyano, un sindicalista profesional con aspiraciones en el gobernante Partido Justicialista (PJ, peronismo) que lidera el ex presidente Néstor Kirchner, trató de desmantelar los bloqueos levantados por los productores agrarios en las carreteras del interior del país.

Pero Moyano, que ha colocado a uno de sus hijos al frente del sindicato de camioneros, no logró su objetivo y contribuyó a calentar los ánimos entre los agricultores, que el jueves llegaron a las manos con los conductores que trataron de saltarse los bloqueos en algunas rutas.

En las ciudades, la estrategia pasó por la acción de grupos de piqueteros peronistas que atribuyeron las protestas vecinales, los "cacerolazos" que se han repetido durante tres noches consecutivas, a una lucha de ricos contra pobres.

Al frente de los piqueteros, en Buenos Aires, un polémico ex funcionario kirchnerista, Luis D'Elía, que no ha tenido empacho en expresar un "odio visceral" a los "blancos de Barrio Norte", uno de los barrios residenciales de la capital argentina donde se han desarrollado con más fuerza los "cacerolazos" contra el Gobierno.

Tampoco le ha temblado la mano a D'Elía para golpear a manifestantes críticos con la gestión de la presidenta durante las movilizaciones nocturnas de esta semana.

Comandando "columnas" de piqueteros y entonando el himno peronista, D'Elía se ha abierto paso en estos días a golpes, utilizando el fantasma de golpismo y en nombre de una supuesta lucha de clases para "reconquistar" la emblemática Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, sede del Ejecutivo argentino.

"Hay que enfrentar el golpe oligárquico en marcha", ha proclamado el dirigente de la Federación de la Tierra y la Vivienda, que se ha declarado en "alerta y movilización" porque siente un "odio visceral contra la oligarquía argentina".