Una bailarina mexicana demuestra a los 73 años que la edad no es una limitación, sino una liberación

México.-  La bailarina de ballet clásico mexicana Valentina Castro, de 73 años, y otras dos veteranas colegas demostraron sobre las tablas de un teatro de Ciudad de México que la edad y los achaques del cuerpo, lejos de ser una limitación, suponen una liberación mental que da paso a una mayor creatividad.

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La septuagenaria artista y sus compañeras Ana González, de 54 años, y Anadel Lynton, de 69, fueron las sorprendentes protagonistas de "Iris", la obra que representaron el viernes, el sábado y el domingo en el teatro Legaria, bajo la dirección de la coreógrafa de 31 años Abigail Jara.

"Iris", que requirió un año de ensayos, cuenta la historia de tres amigas que se reencuentran tras varias décadas sin verse y reflexionan sobre su vida y sus recuerdos ante la proximidad de la muerte.

Sobre el escenario, el trío viste con pantalones cómodos y amplias blusas, danza al ritmo de música electrónica y en ocasiones se apoya con elegancia en sillas para realizar algunos de los movimientos más complicados, como levantar la pierna hasta una altura difícilmente alcanzable para personas de su edad.

En una entrevista con Efe antes de salir a escena, la decana de las tres explicó que el baile le ha obligado a adaptar su cuerpo a los dolores que a veces experimenta por el inexorable paso del tiempo.

"Si tengo las manos, por qué no usarlas, si muevo un poquito el pie puede quedar bonito, me falla la rodilla pero puedo hacer otras cosas", manifestó.

Para Castro, "todo el mundo es creativo, no importa la situación, si tiene 80 años como si tiene 5, todo el mundo tiene algo que decir, no importa si está en silla de ruedas o le falta un ojo".

La danza le da vida, sobre todo cuando está triste e imagina la proximidad de la muerte. Entonces, pensar en un escenario le devuelve la energía.

"El ballet es salud porque es tener imaginación, te hace mover el cuerpo y luchar contra las dificultades físicas, que son reales, y las mentales", explicó la artista, a la que le gustaría impulsar un proyecto para que gente de su edad pueda demostrar a través de ese arte los cambios sociales en su país.

El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) de México sitúa a Castro como una de las principales figuras de la época de oro de la danza mexicana, a mediados del siglo XX.

Participó en la fundación del Ballet Nacional de México, bailó con figuras como José Limón, Doris Humphrey, Ana Sokolov y Guillermina Bravo, y ha interpretado más de ochenta obras desde hace más de medio siglo en Rusia, China, Rumanía, Italia, EEUU, Cuba, Honduras, Guatemala, El Salvador, Viena, Tokio y México.

Además, recibió el premio a Una Vida en la Danza y el premio José Limón, dos de los galardones más importantes de esa disciplina artística.

Por su parte, González, la más joven de las tres, destacó el orgullo que ha despertado en su familia su participación en "Iris" haciendo lo que ella define como "una forma de vida".

González ha impartido clases en el Centro de Investigaciones Coreográficas (Cico), es fundadora del proyecto de danza Luna Roja y asegura encontrarse en su mejor momento después de tres décadas de actividad profesional.

Por su parte, Lynton aprovechó la ocasión para criticar la situación del ballet clásico y contemporáneo actuales, al considerar que proponen "unas técnicas físicas muy particulares y limitantes".

"Todo el mundo sabe que la danza es mucho más, permite más expresión y movimiento", destacó Lynton, más partidaria de danzas hindúes o del flamenco español, donde el movimiento de las manos es fundamental y cuanto mayor es el bailarín mejor es la técnica.

La artista de 69 años fue cofundadora en 1983 del Cenidi-Danza José Limón, bailarina del Ballet independiente y del Ballet Nacional de México.

Actualmente imparte talleres de danza y participa con un grupo de teatro en actuaciones del género "performance".