Armenia, el aliado pobre de Rusia en el Cáucaso, elige mañana nuevo presidente

Eriván.-  Armenia, que celebra mañana martes comicios presidenciales, es uno de los Estados pos-soviéticos más pobres del Cáucaso y el principal aliado político y militar de Rusia, de la que depende para su supervivencia económica.

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(EFE)

El primer ministro de Armenia, y candidato a la presidencia, Serzh Sarkisian, (i), saluda a sus seguidores, mientras un sacerdote de la iglesia Armenia Gregoriana lleva a cabo un rezo, durante un acto de precampaña en Yerevan, Armenia, ayer , 17 de febrero.

Los armenios, que fueron los primeros en aceptar el cristianismo como religión de Estado en el año 301, entraron en el siglo XXI en medio de un duro aislamiento regional, que los mantiene al margen de los ambiciosos proyectos energéticos y de transporte que atraen el interés mundial hacia el sur del Cáucaso.

En el Oeste, el país tiene sellada su frontera con Turquía, consecuencia de la herida, todavía abierta, que dejó el genocidio cometido por el imperio otomano en 1915, cuando fueron asesinados un millón de armenios.

Al Este, se encuentra el gran enemigo, Azerbaiyán, al que Armenia arrebató el enclave de Nagorno Karabaj y el control de otros siete distritos en un sangriento conflicto que entre 1991 y 1994 se cobró unas 25.000 vidas por ambos lados y que todavía espera su arreglo, en el que median Rusia, Estados Unidos y Francia.

Por tierra las mercancías sólo llegan al país de Irán (sur) y Georgia (norte), con la particularidad de que la separatista y pro rusa región georgiana de Abjasia ha cortado el enlace por ferrocarril y carreteras con el sur de Rusia.

Aunque los armenios triunfaron con las armas, el país -privado de los recursos energéticos que fomentan el desarrollo de Azerbaiyán- tuvo que pagar por ello un alto precio de extrema pobreza, paro y emigración masiva causados por el bloqueo económico y de transporte.

Rusia, ansiosa de mantener influencia en el espacio pos-soviético y presencia militar en el Cáucaso, se convirtió en esta situación en un aliado clave y soporte económico para Armenia, con la que en 1997 suscribió un amplio Tratado de amistad, cooperación y ayuda mutua.

A diferencia de Azerbaiyán y Georgia, aliados de EEUU, Armenia es el único país del Cáucaso que alberga una base militar rusa, Giumrí, y el mismo año 1997, según se descubrió más tarde, recibió en secreto armamento ruso por valor de mil millones de dólares.

Rusia también atrajo a Armenia a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) de la comunidad pos-soviética, alianza político-militar liderada por Moscú que incluye además a otros cinco países amigos de Moscú: Bielorrusia, Kazajistán, Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán.

Armenia, con apenas tres millones de habitantes y una diáspora de más de ocho millones, se unió junto a otros países pos-soviéticos al programa de cooperación militar de la OTAN "Asociación para la Paz", pero sus autoridades, a diferencia de la vecina Georgia, descartan el ingreso del país en la Alianza Atlántica.

En lo económico, muchas empresas armenias fueron entregadas a Rusia en concepto de las deudas de Eriván, y algunos sectores clave del país han pasado bajo control de monopolios rusos.

La construcción de un gasoducto vital desde Irán está a cargo del gigante energético ruso Gazprom, mientras los ferrocarriles armenios fueron entregados en administración por 30 años, prolongables por otros 20, al monopolio Ferrocarriles de Rusia, que también se hizo con la construcción de una vía férrea a Irán.

Como consecuencia, Georgia, cuyo ferrocarril es el único que enlaza Armenia con el mundo pero que a su vez sufre un bloqueo de transporte por parte de Rusia, ha avisado que el 1 de marzo suprime los descuentos en las tarifas de tránsito de mercancías armenias por su territorio.

Al tiempo, el país muestra en los últimos siete años un crecimiento económico estable de dos dígitos, que en 2007 fue del 13,8% y permitió que el PIB superara los 10.000 millones de dólares.

El Gobierno de Serge Sarkisián, primer ministro y favorito de los comicios presidenciales, consiguió además el año pasado subir un 60 por ciento las pensiones y un 20 por ciento los salarios, cuya media es de 255 dólares.

Sarkisián -al igual que el presidente saliente de Armenia, Robert Kocharian-, apuesta por la alianza con Rusia, política que en vísperas de los comicios le granjeó el apoyo directo del Kremlin y promesas de nuevos proyectos e inversiones rusas.

Por otra parte, Armenia atrae la creciente atención de la Unión Europea, que con su Política de Vecindad quiere contribuir a la democracia y la estabilidad en las fronteras de sus nuevos estados miembros.