El peruano Horna cae ante el argentino Berlocq en la segunda ronda del ATP de Viña del Mar

Viña del Mar (Chile).-  En un partido duro y con un polémico final, el tenista peruano Luis Horna, número 76 de la clasificación mundial y campeón defensor del ATP de Viña del Mar, cayó derrotado en tres sets ante el argentino Carlos Berlocq, en la segunda ronda del certamen que se juega sobre polvo de ladrillo.

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(EFE)

Luis Horna de Perú se inclinó ante el argentino Berlocq, 78 del orbe, tras casi tres horas de partido, con parciales de 6-7 (3), 6-3 y 6-7 (3), en el ATP de Viña del Mar.

La primera raqueta de Perú se inclinó ante Berlocq, 78 del orbe, tras casi tres horas de partido, con parciales de 6-7 (3), 6-3 y 6-7 (3).

El limeño, que ya había ganado al argentino en Bastad (Suiza), el año pasado, no pudo esta vez conseguir el triunfo, lo que no le permitirá defender la corona que el 2007 ganó al derrotar al chileno Nicolás Massu (77).

En la primera manga el pupilo de Francisco Mastelli, logró quebrar el saque de Berlocq en el tercer juego, pero no pudo mantener la diferencia ya que este último recuperó el rompimiento en el décimo juego, lo que forzó el tie break que se adjudicó el de Buenos Aires por 7-3.

En el segundo parcial Horna salió decidido a cambiar la historia, consiguiendo dos rompimientos de saque contra uno de su rival, ganando así la manga por 6-3.

En el tercero la historia parecía tener un final feliz para el peruano, que logró quebrar el servicio del argentino en el tercer juego, pero este último equiparó las acciones en el sexto.

Ahí comenzaron los problemas para el incaico, quien fue penalizado por el árbitro mexicano Hermes Chávez, con un punto en contra, cuando estaban 5-5 en juegos y con la cuenta 40 iguales, por reclamos contra un juez de línea.

Fue allí cuando Horna perdió la concentración ya que pese a mantener su saque para el desempate, lo terminó perdiendo por 7-3, visiblemente molesto.

En una escueta conferencia de prensa el peruano afirmó que su molestia respondió a que "no se puede estar tres horas corriendo para que el árbitro venga a tomar la decisión más rara del mundo, justo al final".

"Obviamente estoy molesto porque a veces los árbitros quieren protagonismo", se quejó.