LA MUERTE TIENE UN PRECIO… Y SE PAGA EN PESOS MEJICANOS

Si Indiana Jones Junior, -“he dicho que no me llames Junior”-, se encontrara con este museo, igual se quedaba para siempre. Calaveras de cristal, representaciones de la muerte, juguetes mortuorios, dioses aztecas representantes del final de la vida… Todo esto y más tiene cabida en uno de los más singulares museos del Mundo. El Museo de la muerte abre sus puertas en el único lugar de la tierra en el que podría existir hasta un certamen llamado “Miss Muerte”: Méjico.

Es conocida la secular relación de los mejicanos con la muerte. Forma parte de su cultura, de su tradición, es algo común en el día a día y forma parte de su realidad cotidiana. En Europa, y también en Estados Unidos, la muerte se oculta, se trata de olvidar o de esconder, seguramente por el miedo que inflige la parca en la sociedad desde la época de la Ilustración hasta ahora. En Méjico, sin embargo, comer, dormir, soñar, beber o hacer el amor con la muerte es algo demasiado común.

Por eso no es de extrañar que se abra en el país de los corridos y del guacamole, una muestra con todo el ritual de la muerte. Se trata del Museo Nacional de la Muerte de Aguascalientes, ciudad del artista José Guadalupe Posada, creador de la representación mortal más característica de Méjico, la femenina Catrina. Y es que, la muerte tiene un precio y se paga en pesos mejicanos para entrar a un museo cuanto menos, peculiar.

Cuenta con unas 2.000 piezas de representaciones de la muerte, desde la época precolombina hasta nuestros días. El éxito ha sido rotundo, porque sólo en mayo llevan 70.000 visitas y esperan que la cosa vaya en aumento. No es rara esa aceptación, porque en el acerbo del mejicano está el beber tequila, tanto como la cultura de la muerte. Y entre las piezas que se exhiben, las que hacen representación de deidades y rituales mortuorios prehispánicos: Mictlantecuhtli, dios azteca de la muerte, facsímiles de los códices Borbónico, Magliabechi, Borgiano, Laud, Caspi… Y quizás la más llamativa, y la que más actualidad tiene es una pieza de una calavera de cristal de roca, como la que Indiana Jones busca en la aventura que se estrena este jueves en todo el mundo. Una calavera, -la real, no la de ficción,- que refleja la luz y la descompone con perfección en los colores del arco iris.

No es el único cráneo. Hay también miniaturas en piedras semipreciosas, huesos humano, bisutería, vírgenes de la Buena Muerte, -con calavera en las manos incluída-, juguetes con elementos mortuorios, entierros. También hay una sala dedicada a las obras actuales, con obras de los grabadores Octavio Bajonero, Alberto Castro Leñero, Carlos García Estrada, Nunik Sauret, Francisco Toledo y Roberto Montenegro, entre otros… En definitiva, y perdonen el chiste fácil, para pasarlo, de muerte…