Palabra de Google, Amén

Google sigue siendo el rey... por el momento. Porque con la Iglesia hemos topado. La semana pasada salió a la luz un nuevo portal, basado en Google; de hecho el motor de búsqueda es el mismo, los resultados, por tanto, son los mismos, pero los beneficios en vez de ir a una cuenta corriente de Larry Page y Sergey Brin van destinados a la Iglesia católica.

El objetivo de esta iniciativa, -ora pro nobis-, es convertirse en la página de inicio de los católicos. Por un lado, quieren ayudar a la obra social de la Iglesia y, por otro, convertirse en un portal católico de referencia. El proyecto se llama www.buigle.com y es básicamente un google pasado por el incienso de la Iglesia.

La web nos lleva a la página de la financiación de la Iglesia, -de sutil no tiene nada,- a la del Vaticano, -que quede claro que son católicos, apostólicos, y romanos,- y a una página del día, -que nadie espere links a la personal web de Pamela Anderson, porque no lo encontrarán-.

 ¿Cuál es el objetivo de esta página? Pues además de ganar dinero, según publica la propia página, "Buigle.com  va a servir de base para insertar avisos católicos de importancia, como documentos papales o pastorales, el santoral o fechas católicas señaladas y crear así un gran lugar de encuentro cristiano."

 ¿Por qué entrar en Buigle y no en Google? Para aquellos que sean católicos y quieran contribuir a su financiación, es una herramienta estupenda. Lo cual abre un debate que subyace desde hace muchos años en la sociedad española. ¿Debe recibir la Iglesia dinero del Estado? Ahora que estamos en tiempos de declaración de la renta, parece claro que la Iglesia católica, como ente autónomo que es debe emprender definitivamente su independencia económica. Aquel que quiera dar dinero, que lo dé. Y si se hace a través del Impuesto sobre la Renta, bien. Pero que nadie que no quiera aportar dinero a los católicos se vea obligado a hacerlo.

 Creo que la Iglesia lleva a cabo muchas y buenas iniciativas. Sin duda es la mayor ONG del mundo. Por esas actividades reciben subvenciones estatales que nadie critica. Pero que reciba financiación estatal directa de un estado aconfesional es algo totalmente fuera de tiempo y de lugar. Por eso, quien ame a la Iglesia, que pase por caja, o que entre en Buigle.com, o dé un donativo cuando quiera hacerlo. Pero la Iglesia, por su propio bien, tiene que ser autosuficiente.