La dignidad es esa moneda de cambio que se pierde con demasiada facilidad hoy en día; es inversamente proporcional al dinero acumulado; es también equivalente al arraigo de principios y valores del ser humano. En el País Vasco, dignidad y miedo no suelen ir juntos de la mano. El miedo es libérrimo, es ausencia de racionalidad, porque se mete en el cuerpo calando el alma de miseria moral.
Miedo y dignidad no conviven en armonía perfecta cuando se cruza el Ebro hacia el Norte de España. Decía el escultor Eduardo Chillida, que Un hombre tiene que tener siempre el nivel de la dignidad por encima del nivel del miedo. No siempre es posible. Mucha gente huye de aquella bendita tierra para refugiar su miedo y no caer en la indignidad.
En las últimas semanas hemos visto el espectáculo de las mociones éticas que tratan de bajar del caballo institucional a los cómplices de Batasuna, Acción Nacionalista Vasca, marca blanca de HB, franquicia de ETA, homóloga moral de los asesinos. Copan una docena de ayuntamientos del País Vasco, desde Hernani a Mondragón, vienen por toda la orilla, con su bomba bajo el brazo y pistola en pantorrilla. Son presuntos implicados del tiro en la nuca, callados testigos, mudos condenantes, ausentes siempre del rechazo a la violencia. Dirigen con mano de hierro, parabellum en ristre, las concejalías que el sufragio universal les dio en las elecciones de 2007. La dignidad sobrevenida del PNV les intenta bajar del burro. Y con el apoyo del PSOE, nacionalistas y socialistas tratan de deslegitimar a unos cabezas rapadas del pensamiento.
Las mociones éticas han fracasado porque no hay unidad de los partidos. Ezker Batua juega siempre al doble discurso del sí pero no; el Partido Popular se pierde en los jardines de su propia división; Eusko alkartasuna se subió al monte hace demasiado tiempo como para poder ver si quiera lo que ha en el valle democrático. Y unos por otros ella sola se murió. La democracia no está completa en España desde hace muchos años. Desde que la dictadura de la ETA pervive en unos cuantos reductos. Es hora de la unidad de todos. Mociones éticas, mociones de censura, persecución judicial, policial Da lo mismo. Nada o todo a la vez hay que llevar a cabo. Hay que echar a ETA de donde está instalada para recuperar la dignidad del ser humano para cumplir aquello que dijo Chillida. Pues, como sentenció Gandhi, En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle. Hagamos comprender a los partidos vascos que las obedecer las leyes injustas de ETA es profundamente contrario a nuestra dignidad como ciudadanos. La tiranía de la bala se vence a base de raciones de dignidad.
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