ESPERANDO A INDY DESESPERADAMENTE 

Está a punto de llegar a la gran pantalla la cuarta entrega de Indiana Jones. Conocidos los protagonistas, conocido el título, -El reino de la calavera de cristal-, y conocido el argumento, ahora sólo queda repanchingarse en la butaca, coger un amplio bol de palomitas, abrir los ojos como platos, y meterse en un flash back personal que nos devuelva a la infancia y a las aventuras que soñamos cuando aún no usábamos maquinilla de afeitar.

-¡He venido a salvarte!, exclama Indy a su padre en la tercera entrega de las aventuras del famoso arquéologo. Casi dos décadas después, el personaje que encarna Harrison Ford viene también a salvar, pero en este caso las taquillas de una producción cinematográfica en franca decadencia por el efecto emule-top-manta-crisis-mundial. El profesor Jones regresa con más años, -ya ha cumplido la edad de jubilación-, y  más canas, -el Grecian 2000 no van con él,- pero en plena forma.

Sus aventuras se trasladan ahora a los años 50. Atrás quedan los convulsos años 30, los nazis perseguidores y las arcas perdidas, los templos malditos y las últimas cruzadas. Ahora se trata de encontrar una calavera de cristal azteca; Junior tendrá  como enemigos a los malvados soviéticos de la más tórrida Guerra Fría.

Quedan poco menos de 20 días y ya estamos esperando a que ese momento llegue: a comprar la entrada, esperar ansiosos la mítica sintonía de John Williams en la butaca, a volver a sentir esa mezcla de sorpresa y admiración por un personaje con el que tantas veces soñamos ser.     

Han pasado muchos años, pero esperamos que la espera merezca la pena. Nos meteremos de lleno en la pantalla, imaginaremos por un momento vivir contigo esas aventuras maravillosas e imposibles. Te diremos: "estamos contigo, Junior". Y tú, siempre digno profesor de arqueología nos responderás: "Te he dicho... ¡que no me llames Junior!" . That's why we love you!

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