La camisa negra no suele dar muy buen resultado, y si se mezcla con una corbata irisada, menos. Pero la guinda del pastel -y nunca mejor dicho- la pone Kathleen Glynn, mujer de Michael Moore, con un vestido fabricado con visillos bordados. Tan cursi es que la Academia de Hollywood se encarga de colocarle un tocado de flores blancas. Para aderezar la tarta.